Aunque Marcelo Moretti intenta ejercer como presidente, no cuenta con firma autorizada, lo que cuestiona su legitimidad institucional en medio de numerosas renuncias que agravan la situación.

El dirigente regresó al club y busca dirigir, pero lo hace sin firma habilitante, lo que limita sus decisiones.
En su intento formal, envió convocatoria para una reunión de CD, pero fue plantado. No obtuvo firma, y si Lopardo se va, no habrá quien suscriba trámites clave como habilitar el estadio.

A esta fragilidad institucional se suman las renuncias de Culotta, Nordenstrom, Cigna y Barros. La acumulación pone a San Lorenzo al borde de que se active el mecanismo de acefalía, obligando a anticipar elecciones.

El panorama es complejo: sin firma que respalde las decisiones ejecutivas y con una Comisión Directiva debilitada, la institución se encuentra en un estado de vulnerabilidad inédito. Las obligaciones administrativas y deportivas no pueden esperar, y la falta de consensos internos genera un escenario de incertidumbre constante.

En este contexto, el desafío pasa por recomponer puentes dentro de la propia estructura dirigencial. La prioridad será encontrar acuerdos que permitan al club funcionar con normalidad mientras se define el futuro político. San Lorenzo necesita estabilidad para encarar compromisos urgentes y no quedar atrapado en una parálisis que comprometa todas sus áreas.

San Lorenzo Hoy

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