Marcelo Moretti buscó retomar la presidencia en una reunión que no contó con quórum. La continuidad institucional se ve comprometida por las renuncias de Culotta, Nordenstrom, Cigna y Barros, y el riesgo de acefalía se vuelve inminente.
Esta semana, Marcelo Moretti intentó reanudar sus funciones como presidente de San Lorenzo mediante una convocatoria a la Comisión Directiva, pero no logró reunir a los dirigentes necesarios y se constató la falta de quórum.
Aunque el Juzgado Civil 51 determinó que no existen obstáculos legales para su retorno, la situación real en el club permanece inestable.
A esa parálisis institucional, se suman las renuncias de Marcelo Culotta y Agustina Nordenstrom, que motivadas por una estrategia de empuje hacia elecciones, se sumaron a las ya anunciadas de Martín Cigna y Uriel Barros. La acumulación de dimisiones deja al club al borde de activar la acefalía: faltan solo cinco más para convocar elecciones anticipadas.
En este marco, la figura de Moretti aparece como un eje de continuidad frente a un escenario que amenaza con vaciar de conducción al club. Desde su entorno, remarcan la necesidad de recomponer consensos y encontrar canales de diálogo que permitan garantizar la gobernabilidad en un momento crítico. La prioridad inmediata pasa por resolver las urgencias financieras y estabilizar la gestión diaria.
Asimismo, sectores cercanos a la presidencia subrayan que el retorno de Moretti no debe leerse únicamente en clave política, sino como un paso necesario para asegurar que las obligaciones institucionales y deportivas de San Lorenzo no queden libradas a la improvisación. El desafío será reconstruir un puente de confianza con los distintos actores de la vida azulgrana, evitando que la acefalía profundice una crisis que excede lo dirigencial.





